El virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) ataca el sistema inmunitario, lo que facilita
que el enfermo contraiga infecciones oportunistas que minan su salud y se
manifiestan en forma de fiebre, diarrea, y pérdida de peso. Las infecciones
disminuyen el apetito y reducen la capacidad
para asimilar los nutrientes, lo que conduce a la malnutrición. La medicación también
influye sobre él apetito. Una nutrición adecuada mejorará la calidad de vida
del enfermo.
Una dieta sana y equilibrada contribuirá a: Mantener el peso corporal. Mejorar la función del sistema inmunitario. Retrasar
el avance de la enfermedad, y la aparición de los primeros síntomas. Mejorar la
respuesta a los tratamientos. Proporcionar al enfermo la energía necesaria para
que se mantenga activo y pueda ocuparse de sí mismo e, incluso, trabajar.
Qué debe incluir una dieta
equilibrada: No hay alimentos buenos y malos, aunque la proporción debe ser variable.
Algunos productos deben tomarse a diario, y otros de forma ocasional: Arroz, pasta, cereales, pan y papas: son
alimentos que el paciente debe consumir a diario, y que le proporcionarán
energía. Frutas y verduras son importantes,
ya que cada uno aporta vitaminas y minerales. Lácteos (leche, yogur, queso) de 2 a 4 raciones al día. Carnes magras, pescados, huevos y legumbres
se deben tomar, a ser posible a diario. Carnes grasas y embutidos: consumir poco. Grasas (margarina, mantequilla) y azúcares,
se debe limitar su consumo. Sin embargo, son una buena fuente de energía, y contribuyen
a que el enfermo mantenga el peso corporal, y mejorar el sabor de los alimentos
para que sea más fácil comer. Se debe emplear el aceite de oliva para cocinar y
aliñar las comidas.
Agua: Es necesario que beba alrededor de 8 vasos de agua diarios, o más si
tiene diarrea, vómitos, o fiebre, para mantenerse hidratado. El líquido puede
proceder de alimentos como zumos, sopas, fruta.
Cómo
hacer frente a las complicaciones: Algunos síntomas, como la diarrea,
inflamaciones y molestias en la boca, náuseas y vómitos, inapetencia,
trastornos digestivos, y resfriados que se acompañan de tos, dolor de garganta
y fiebre, entre otros muchos, empeoran los problemas de alimentación de estos enfermos
La diarrea es responsable de que
se pierda agua y minerales, pérdida que se acentúa cuando se acompaña de
vómitos. Para controlarla: Beba
agua con frecuencia, a lo largo del día y la noche, y después
de defecar. Salvo indicación médica, no debe dejar de comer,
pero sí cambiar el tipo de alimentación y evitar ciertos alimentos. Coma purés,
arroz, pan blanco, papas, sopas, zumos de fruta. Evite las hortalizas y
frutas verdes o ácidas, los picantes y los productos
integrales, así como aquellos que producen gases (coliflor, coles de Bruselas, lechuga,
cebolla). Los alimentos deben tomarse hervidos en vez de fritos. Si tiene
dificultades para digerir la leche, sustitúyala por yogur.
Coma pequeñas cantidades, pero con frecuencia.
Las
náuseas,
son el efecto secundario de algún medicamento, hacen que el paciente pierda el
apetito. Si tiene también vómitos, corre
el peligro de deshidratarse. Para aliviarlas: Siéntese para comer y no se acueste hasta
que no hayan pasado una o dos horas. Huela cáscaras de naranjas o limones, y beba infusiones de
hierbas.
Inapetencia: Aunque no tenga sensación de hambre, no reduzca el consumo de
alimentos para evitar el adelgazamiento y la malnutrición. Algunos consejos
son: Coma siempre que
tenga apetito aunque
no se ajuste a su horario. Reparta
los alimentos en
pequeñas cantidades a lo largo del día. Pruebe diferentes
alimentos, y formas
de cocinarlos. Beba liquido (agua, leche, zumos naturales e
infusiones de hierbas), pero siempre después de las comidas. Evite los líquidos con gas, reducen el apetito. Practique ejercicio, para
estimular el apetito. Intente comer siempre acompañado y en una
habitación ventilada.
Dolor o
molestias en la boca:
Las inflamaciones en la boca y la lengua,
pueden entorpecer la ingesta de alimentos: Coma solo alimentos blandos, ablande el pan y los cereales con leche, zumo o agua.
Use un sorbete si le es más fácil beber así los
líquidos. No tome alimentos muy
fríos o muy calientes. Evite
los alimentos salados, picantes, ácidos
o amargos, y todos
los que requieran una gran masticación, o resulten pegajosos o difíciles de
tragar.
Trastornos
digestivos: Destacan
las dificultades para digerir, el estreñimiento y la hinchazón.
Estos trastornos son por el daño a la flora bacteriana, debido a los
antibióticos que toman para combatir las infecciones. Es conveniente que: Mastique despacio, Elija
alimentos fáciles de digerir. Pruebe a eliminar
alimentos de la
dieta para ver si así se encuentra mejor. Cada persona es distinta y lo que
sienta bien a unos, puede resultar indigesto para otros.
Para combatir el estreñimiento, beba mucha agua, coma
en pequeñas cantidades a lo largo del día, y consuma gran cantidad de frutas,
hortalizas crudas y cereales integrales, por su alto contenido en fibra.
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