Es probable que te
haya llamado la atención la existencia de un novedoso tratamiento para la
obesidad a medio camino entre la cirugía bariátrica y los conocidos marcapasos
para el corazón. Este dispositivo trabajaría mediante la estimulación eléctrica
de la musculatura del estómago con el fin de ocasionar una pérdida de peso.
La técnica,
mínimamente invasiva, consiste en implantar en la pared interna del estómago un
dispositivo electro estimulador a modo de “marcapasos” por vía
laparoscópica. En esencia, este aparato emitiría pequeñas descargas eléctricas
de baja intensidad; con esta alteración eléctrica se trataría, de retrasar
el vaciado gástrico después de las comidas y de esta forma se sentiría mas
lleno durante más tiempo.
El origen de esta
técnica aplicada al tratamiento de la obesidad fue accidental cuando se estaba estudiando la estimulación eléctrica
del estómago para tratar pacientes aquejados de gastroparesia (enfermedad que reduce la capacidad del estómago para vaciar su
contenido pero no implica su bloqueo u obstrucción) a finales de los años
80. En poco tiempo alguien tuvo la feliz idea y propuso que si en vez de
estimular su vaciado se pudiera inhibir temporalmente, esta estrategia podría ayudar a pacientes con exceso de peso. Así, a
mediados de los años 90 se realizaron investigaciones con modelos animales para ver las
posibilidades de esta alternativa y los
resultados fueron esperanzadores:
controlando el vaciado gástrico normal y fisiológico mediante la estimulación
eléctrica del estómago de los animales (muchos de ellos mamíferos superiores)
estos conseguían reducir su ingesta y de ahí el peso.
De esta forma, en
poco tiempo teníamos ya los primeros estudios con humanos que usaron este dispositivo en el tratamiento de la obesidad y con resultados
bastante optimistas, al menos en el medio y corto plazo (1 año de
intervención). Uno de los aspectos que más incertidumbre genera es que en gran
medida se desconocen los mecanismos precisos por los que este tipo de
intervención funciona.
Sin embrago, a pesar de
las recientes noticias al respecto de
estudios que han logrado exitosos resultados, lo cierto es que todavía no
se pueden echar las campanas al vuelo. Al parecer hay distintos procedimientos
de estimulación eléctrica y no todos obtienen los mismos resultados. Desde el
descubrimiento de esta técnica, se han realizado estudios experimentales con
animales, así como no pocos ensayos clínicos en seres humanos. A pesar de ello,
parece que el número de ensayos realizados con suficiente calidad es
bastante limitado, tal y como reconoce esta revisión
sistemática al respecto, la primera realizada hasta la
fecha sobre este tema.
Así, en sus
conclusiones, después de haber analizado la metodología, muestra y resultados
de más de 30 estudios con humanos, concluye que aunque la
gastro-estimulación constituye una prometedora técnica para el abordaje de la
obesidad, a fecha de hoy (la revisión mencionada es de septiembre de
2014) se requiere una mayor evidencia y resultados más claros, así como
una estandarización de los ensayos para establecer sin dudas el efecto a largo
plazo de esta estrategia terapéutica en la obesidad
Para que esta técnica
termine siendo más aceptada en el tratamiento de la obesidad en orden a su
eficacia y seguridad, la utilización de un “marcapasos gástrico” debería
ser un recurso adaptado de forma individual a cada paciente. Actualmente su
principal inconveniente es que los electrodos se colocan en el estómago de los pacientes. Para una
correcta hipótesis en cuanto a su eficacia sería necesario que la ubicación
del marcapasos gástrico variara de un paciente a otro en virtud de sus
concretas necesidades, así como poder modificar la sensibilidad de estos
dispositivos a los estímulos eléctricos. Al mismo tiempo, sería imprescindible
que para su éxito como estrategia en el tratamiento de la obesidad se incluyera una
herramienta que monitorizara la actividad del marcapasos gástrico con el
fin de mejorar su facilidad de uso y que tanto los pacientes como los
profesionales sanitarios tuvieran una cierta capacidad de interacción
inalámbrica con el dispositivo.
De todas formas,
funcione o no, esta solución parece una trampa, es una forma de puentear la
causa original del problema. Este tipo de recursos, solo deberían estar
disponibles para pacientes muy concretos ya que, además, su coste relativamente
elevado hace que solo una reducida élite social pueda beneficiarse.
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