La obesidad es un problema
de salud pública tanto en los países
desarrollados como en países en vías de desarrollo. La Organización Mundial de
la Salud (OMS) considera que la obesidad
es una epidemia de una enfermedad crónica no transmisible que inicia a edades
tempranas con un origen multicausal, y estima que en el 2015 se incrementará a
2,3 mil millones de personas con
sobrepeso y 700 millones de personas obesas.
En el Perú, el estado
nutricional de la población ha tenido un cambio gradual, pues coexisten
diferentes formas de malnutrición como la desnutrición crónica, el sobrepeso y
la obesidad, estos últimos han aumentado en forma progresiva debido a los
cambios en la dieta y estilos de vida producto del desarrollo económico. La
adopción de dietas con alto contenido de grasas saturadas, azúcares,
carbohidratos, bajas en grasas poli
insaturadas y fibras así como la poca actividad
física, son algunas características; por otro lado, la mayor
disponibilidad de alimentos a bajo costo ha permitido que la población pueda
acceder a alimentos con alto contenido energético .
El sobrepeso y la obesidad
incrementan el riesgo de desarrollar
enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial, las
enfermedades cardiovasculares, etc. Además, existen determinantes sociales que
podrían influenciar en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, como son la educación,
el sexo, la pobreza, el lugar de residencia, entre otros.
El sobrepeso es mayor en los hombres que en las mujeres a
edades tempranas y la obesidad es más
frecuente en mujeres. En estudios realizados en niños peruanos se encontró que
a medida que incrementa el nivel de pobreza también aumenta el consumo de
carbohidratos y, por el contrario, disminuye el consumo de proteínas, hierro y
vitaminas.
La Encuesta Nacional de
Hogares señala que el sobrepeso y la obesidad están afectando a uno de cada tres
hogares pobres del país. Es decir, que si bien, antes era un problema exclusivo
de hogares con mayor poder adquisitivo, hoy en día también está penetrando en
zonas con menos recursos económicos. A ello se suma el sedentarismo cada vez
más generalizado de las sociedades urbanizadas, que según las recomendaciones
de la OMS aplicadas por el Ministerios de Salud (Minsa), debe combatirse
estimulando en toda la población los ejercicios físicos cotidianos, las
caminatas y el uso de bicicletas.
Para
evitar el sobrepeso y la obesidad: Llevar una dieta balanceada y nutritiva acorde a tu edad, sexo y estilo
de vida. Desayunar con alimentos
como leche y yogur descremados, cereales, panes integrales. A media mañana y
media tarde, consumir fruta, cereales integrales. Hacer actividades recreativas
en familia para establecer el hábito del ejercicio. Dejar los alimentos ricos en azúcares y grasas
como golosinas, helados y snacks para ser consumidos en ocasiones
especiales. La bebida por excelencia debe ser el agua. Que las gaseosas y
jugos comerciales sean consumidos esporádicamente. Comer carne roja, blanca y
pescados una vez al día, elegir cortes magros. Las verduras y frutas son las
grandes amigas; cuanto más variedad, más cantidad de vitaminas y minerales.
Esto mejora el sistema inmune y las energías. Incluir legumbres al menos cuatro
veces a la semana. Son fuente de fibra y minerales.
Recuerde
siempre que sus hijos copiaran su modelo, piense en ellos y cuide su
alimentación
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