Hay que hacer un cierto
esfuerzo para comprender porque algo tan saludable como la sal, se ha
convertido en nuestro tóxico diario. Como siempre, no hay un motivo único, sino
una sumatoria de factores. Pero veremos que todos confluyen finalmente en el
bendito interés económico, que irónicamente muestra poco interés por la salud.
¿Será que en la economía de los negocios, una persona sana no es “rentable”?
La sal no entiende de fronteras ni de edades,
ni de clases sociales. Varios estudios nos alertan de que todos los países del mundo con la
honrosa excepción de Kenia superan las recomendaciones sobre el consumo diario
de sal.
Normalmente se piensa y así lo sugieren los especialistas que con
evitar la sal se resuelve el problema del exceso de sodio. Sin embargo, el
consumidor moderno se ve expuesto a la inadvertida presencia de variadas y a
veces nefastas formas de sodio en los alimentos industrializados de uso
corriente, la mayoría de las cuales no están indicadas en las etiquetas de los
productos que las contienen.
El
cloruro de sodio refinado es ampliamente utilizado por la industria
alimentaria, que además de la propiedad saborizante, toma en cuenta el aspecto
conservante de la sal. En muchos productos se usa en forma abundante para
resaltar cualidades gustativas, mientras que en otros cumple una función preservante.
Además, el sodio forma parte de gran cantidad de aditivos alimentarios
legalmente autorizados: conservantes, estabilizantes, emulgentes, espesantes,
gelificantes, potenciadores de sabor o edulcorantes.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja no tomar más de 2 gramos de
sodio al día, si les decimos que la sal está compuesta por un 40% de sodio y un 60% de cloro entenderá usted que los 2 gramos de
sodio equivalen a 5 gramos de sal y para que nos comprenda mejor 5 gramos de sal vienen a ser una cucharadita
de sal, pero esta no es nuestra única fuente de sodio. El 70% de la ingesta se
debe a la sal que se añade a los alimentos industriales en los procesos de
fabricación en forma de conservantes o aromatizantes. En total, el 75% de la
población mundial consume el doble de sodio de lo recomendado, según las
investigaciones del doctor Saman Fahimi, de la Escuela de Salud Pública de
Harvard (EEUU). Pero el problema no se limita a los adultos. Otro estudio
presentado en la misma sesión científica alerta de que el 75% de los alimentos
infantiles contiene demasiada sal.
La
preocupación por la sal es algo muy importante. En el caso de los niños, su abuso puede tener consecuencias graves a
largo plazo, se aconseja a los padres reducir su ingesta desde la infancia para
que los niños no se acostumbren a los alimentos salados. En el caso de los
adultos, las consecuencias son más graves en los países en desarrollo donde el
consumo elevado de sal es casi un hábito.
¡ATENCIÓN!. Qué debemos tener en
cuenta al comprar un alimento industrializado
Observar en la etiqueta, la fecha de vencimiento. Observar el aspecto del envase, que no esté roto, ni abombado, ni con abolladuras, ni con óxido. Si tiene estos defectos no se pueden comprar ni consumir el producto. Antes de consumir un producto industrializado, se debe verificar que no haya alteración del color ni el sabor.
Observar en la etiqueta, la fecha de vencimiento. Observar el aspecto del envase, que no esté roto, ni abombado, ni con abolladuras, ni con óxido. Si tiene estos defectos no se pueden comprar ni consumir el producto. Antes de consumir un producto industrializado, se debe verificar que no haya alteración del color ni el sabor.
Reflexionemos: A nuestro criterio, qué
son más sanos, ¿los alimentos naturales o los industrializados?
Un consejito: Consumamos más productos naturales de estación. Nuestra alimentación será más saludable y por lo tanto estaremos evitando contraer muchas enfermedades. No olvidemos que debemos lavar bien los alimentos antes de consumirlos.
Un consejito: Consumamos más productos naturales de estación. Nuestra alimentación será más saludable y por lo tanto estaremos evitando contraer muchas enfermedades. No olvidemos que debemos lavar bien los alimentos antes de consumirlos.
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