La nutrición tendría que ser la primera medida preventiva, que se enseñe a
los niños si es que deseamos un mundo con sociedades más sanas y productivas. Debemos
darnos cuenta que tener un niño gordito en casa no va a ser tan bonito, porque
en el fututo ese niño va a ser un paciente diagnosticado con sobrepeso,
obesidad, hiperinsulinismo, diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer entre
otras muchas enfermedades.
Lo impactante será cuando se enteren que no fueron, ni son los
responsables de lo que les está ocurriendo; sino que por el contrario fueron
sus padres, centros de estudio e inclusive los institutos gubernamentales
encargados de la alimentación y la educación del país donde nacieron y
vivieron; quienes se tenían que encargar de eso.
Hoy deberíamos organizarnos para que nuestros niños en la casa, en la
escuela, en los sitios donde juegan, en la televisión, en los video juegos y en
los celulares, se les indique sobre las propiedades de los alimentos, sus
funciones dentro del organismo, la forma como deben ser preparados para que no
les hagan tanto daño; que son las proteínas, carbohidratos y las mejores formas
de combinarlos, las consecuencias a largo plazo de los malos hábitos
alimenticios, enseñarles a controlar su ingesta de alimentos, no comer a
cualquier hora y solo por imitar; así
como la importancia de la actividad física y el beneficio que produce en
nuestro organismo hacer media o una hora diaria de cualquier tipo de ejercicio
el que más les acomode o les guste, hacerles conocer de los beneficios que le produce a nuestro organismo el beber
agua por lo menos dos litros al día, si no es atrevimiento diría que es
necesario incluir en el programa de estudios una información continua sobre la
adecuada manera de alimentarse, de esta forma cuando estos niños sean adultos
no les será tan difícil alimentarse y tener y mantener hábitos saludables.
Esto sería bueno para nuestros niños, que se convertirían en niños más sanos
y cuando adultos no llenarían los hospitales con enfermedades que se pudieron
controlar en su momento, el Estado gastaría menos en salud, no se venderían
pastillas o polvos milagrosos para bajar de peso que hacen más daño que bien, y
cantidad de métodos que hoy nos venden
para bajar de peso, que no tienen ninguna validez solo la idea de la gente de
verse bien aunque no se sientan sanos. Con toda seguridad, en la sociedad tendría un impacto positivo, habría niños y
adultos que sabrían que comer sin necesidad de prohibírseles nada, porque
cuando a un niño le prohíben algo lo incentivan mas. Sabríamos que hacer para
evitar que la enfermedad se haga presente y se lleve de nuestro lado vidas
valiosas.
Si los gastos en salud pública disminuyen debido a que las enfermedades
crónicas a causa del sobrepeso y la obesidad disminuyen también. Esos recursos
podrían ser usados en mejorar la alimentación de los niños desnutridos que
tenemos en nuestro país. La desnutrición es un problema que no solo
afecta la salud, sino también en la educación, pues la mala alimentación no
permite que el cerebro de los niños se desarrolle adecuadamente. Por eso es
importante que de una vez se venza la desnutrición en cada rincón del país, por
el bien de los niños peruanos. Y es que
nuestro país, a pesar de ser llamado el “milagro económico de América Latina”
porque durante la crisis internacional siguió creciendo, aún tiene un alto
número de niños y niñas que sufren de desnutrición.
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