La FAO insta a
recuperar alimentos tradicionales que ya no están en la mesa
La directora de Nutrición de la Organización
de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Anna Lartey, reclamó hoy
la recuperación de alimentos tradicionales que ya no se consumen en la mesa a
pesar de sus beneficios nutricionales.
Consideró que en muchos lugares se han dejado
de consumir frutas y verduras locales que antes eran "muy populares”. Asimismo,
remarcó la necesidad de impulsar políticas que permitan el acceso de esos
productos al mercado aprovechando la demanda a favor de una mayor variedad. La
FAO está participando en un proyecto en colaboración con la Universidad de
Ghana y otros socios para mejorar la educación nutricional de las familias de
ese país mediante vídeos y a partir de experiencias locales y animaciones.
La asesora de la FAO en educación y nutrición
Jane Sherman dijo que hace falta evaluar
más ese tipo de iniciativas educativas para saber si realmente funcionan. Apuntó
que "nadie está prestando la suficiente atención" al paso de la idea
a una acción concreta y, lo más importante, a una acción sostenible en el
tiempo, de manera que las personas puedan cambiar sus hábitos alimentarios. Esa
transición puede ser "muy dura" en países como Ghana donde las frutas
y las verduras son caras, no hay una demanda de esos productos y la población
no ha recibido educación para consumirlos, insistió.
En su opinión, no se trata solo de estudiar
los métodos usando un mensaje determinado por teléfono, televisión, radio o
periódico, sino que "el punto central está en saber cómo piensa y actúa la
gente, y qué podemos hacer para ayudarles". Hay que pensar más en el largo
plazo para ver los efectos de esas campañas, algunas de las cuales ya han
tenido cierto impacto a corto plazo como la lanzada para impulsar el consumo de
cinco piezas de fruta y verdura al día.
Su ingesta excesiva aumenta
el riesgo de enfermedad cardiovascular. De hecho, el consumo excesivo de azúcares agregados aumenta dramáticamente el
riesgo de morir por enfermedad cardiovascular, según los resultados de un
estudio publicado 03 de febrero en la revista Archives of Internal Medicine.
Los investigadores de
los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta analizaron
los datos médicos, el consumo de azúcar y las tasas de mortalidad asociadas con
la enfermedad cardiovascular a más de 11.000 adultos mayores de quince años.
Encontraron que en
siete de cada diez adultos, más del 10% de la ingesta de energía proviene de
azúcar y de uno de cada diez adultos, esta tasa se eleva al 25%. Sin
embargo el análisis muestra que a más
investigaciones el consumo aumenta. El riesgo de muerte por enfermedad
cardiovascular se ha triplicado.
El azúcar aparece
como un factor de riesgo independiente para las enfermedades
crónicas. Estos datos epidemiológicos son muy preocupantes. Una
bebida gaseosa es mejor evitarla, ya que, de acuerdo con investigadores de
Estados Unidos, 7 latas a la semana de gaseosa nos dan un resultado de aumento
del 29% en el riesgo de muerte cardiovascular. Deberían consumirse con mucha
moderación
Una buena
alimentación
Una buena
alimentación previene de los riesgos asociados al envejecimiento, las personas mayores son población de riesgo
nutricional. Además, en esa etapa, las enfermedades crónicas degenerativas son
más frecuentes, ya que determinados factores dietéticos están implicados en su
etiología, una adecuada intervención nutricional puede ser eficaz en su
prevención y tratamiento. A medida que nos hacemos mayores, comemos menos. El
envejecimiento reduce el placer de comer pero aumenta la cultura gastronómica.
Además, el
envejecimiento tiene otras consecuencias negativas perder un poco la sensación
de sed, miedo a beber a partir de determinadas horas y un alto riesgo de
deshidratación.
Son muy mal conocidas
las necesidades de energía y nutrientes en los mayores, ya que son
insuficientes los estudios epidemiológicos longitudinales que se han realizado al respecto. La mayoría comprende el
grupo de edad de 40 a 60 años.
Hay que recordar las
ventajas de practicar ejercicio físico, en este caso adecuado a las
posibilidades de los mayores: mejora la calidad y esperanza de vida, disminuye
la pérdida de masa muscular y ósea, el riesgo de enfermedades cardiovasculares,
la hipertensión arterial y el gasto energético. Asimismo, mantiene activas las
defensas y mejora la función cognitiva.
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