En 1970, el nobel de
Química de 1954, el estadounidense Linus Carl Pauling, sorprendió al mundo de
la medicina al revelar los beneficios que tenía ingerir vitamina C en grandes
cantidades. Dos años antes, ya había publicado un artículo que proponía tratar
las enfermedades psiquiátricas a partir del manejo en la concentración de los
compuestos presentes en el cuerpo. Con esto, el nobel le estaba diciendo al
mundo médico que para curar y prevenir enfermedades no se necesitaban fármacos.
Hecho que dio pie a
la creación de la medicina y nutrición ortomolecular. Traducida al lenguaje
coloquial como “molécula correcta”, esta corriente nutricional parte de la idea
de que las células deben tener los nutrientes óptimos para funcionar
correctamente. Por esto se recetan mega dosis de compuestos nutritivos para
regular el desequilibrio que, se cree, están teniendo las células.
La Nutrición
Ortomolecular, también conocida como “Nutriterapia”, es el estudio de la
bioquímica del cuerpo de cada persona para corregir sus posibles
desequilibrios. Teniendo en cuenta que las células del cuerpo se comunican
entre sí a través de un lenguaje bioquímico, con este tratamiento se pretende
aportar salud al organismo y prevenir la aparición de futuras enfermedades a
través de la alimentación y otros suplementos homeopáticos o alimenticios.
Para detectar cómo está funcionando el cuerpo desde dentro y saber cómo están actuando los órganos a nivel funcional se utiliza dos tipos de pruebas diagnósticas, aparte de las clásicas usadas en medicina: la Bioresonancia y la Electroacupuntura de Völl.
Para detectar cómo está funcionando el cuerpo desde dentro y saber cómo están actuando los órganos a nivel funcional se utiliza dos tipos de pruebas diagnósticas, aparte de las clásicas usadas en medicina: la Bioresonancia y la Electroacupuntura de Völl.
Para Claudia Eugenia
Tamayo, nutrióloga molecular del Instituto para la Nutrición Óptima de Londres
(ION), la diferencia radica en que mientas los estándares de la OMS buscan
mantener el nivel mínimo de salud, la nutrición ortomolecular quiere recuperar
el estado de salud en un organismo desequilibrado. Razón por la que se recetan
dosis altas de vitaminas, nutrientes o aminoácidos y se estudia la situación
bioquímica de la persona para saber dónde está su deficiencia.
Por esto, para hacer
el diagnóstico, los nutriólogos ortomoleculares analizan la historia familiar,
los hábitos alimenticios y las rutinas físicas a las que se somete diariamente
la persona. Más que tratar la enfermedad, lo que la nutrición ortomolecular
hace es concentrarse en la bioquímica del individuo.
Para comprender cómo
funciona esta práctica, se da el
siguiente ejemplo: un piloto, por la frecuencia con la que vuela y la
vida sedentaria que lleva, puede presentar una deficiencia de calcio y vitamina
D. Cuando los niveles de estos nutrientes bajan mucho, el cuerpo desarrolla una
osteoporosis y una osteotomía, lo que no es muy frecuente en los hombres.
Entonces, lo que se hace en este caso, desde la nutrición ortomolecular, es
darle calcio y vitamina D al 1.000%.
Una mega dosis que,
según los nutriólogos que se formaron en esta corriente, no resulta tóxica ni
adictiva por ser natural, a diferencia de los fármacos.
Hortensia Cardozo,
nutrióloga y dietóloga de la Universidad Javeriana de Colombia, cree que
actualmente son muchas las dietas y tratamientos que se han inventado para
alimentar al ser humano, pero independientemente de lo que se recomiende,
siempre se llega a la misma conclusión: si la persona se alimenta
adecuadamente, va a estar sana. De hecho, advierte que las cantidades altas de nutrientes
o vitaminas pueden ser más peligrosas que la misma deficiencia, solo que los
efectos colaterales se ven después.
Por ejemplo, el
exceso de vitamina A puede producir trastorno de la visión al alterar los
pigmentos de la retina y aumentar la presión ocular.
Por otro lado, el
consumo abundante de calcio facilita la producción de cálculos a nivel de los
riñones y la vesícula biliar.
“La idea de que más
es mejor, y más te da superpoderes, no es cierta”, dijo Catherine Price, autora
del libro Vitaminia: nuestra búsqueda obsesiva por la nutrición perfecta, en
una entrevista con el portal de noticias The Atlantic.
Lo que pone en una
balanza a la medicina ortomolecular, donde la clave para recuperar el nivel
óptimo de salud está en lo más pequeño, la molécula correcta.
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