Es un mineral
esencial para la relajación muscular y el buen funcionamiento del corazón
El organismo adulto contiene de 20 a 28
gramos de magnesio de los cuales alrededor del 60% se encuentra en los huesos,
el 26% en los músculos y el restante en los tejidos blandos y en los líquidos
corporales.
Aunque este mineral se absorbe a lo largo de
todo el intestino delgado, la mayor parte de la absorción ocurre en el yeyuno
(porción intermedia del intestino delgado). Sin embargo, alrededor de las dos
terceras partes del ingerido se elimina por las heces. Por la orina se desecha
la cantidad necesaria para mantener la concentración plasmática normal
Está distribuido en nuestro organismo tanto
fuera como dentro de las células. El primero (magnesio extracelular) interviene
en la transmisión neuromuscular, en el buen funcionamiento del músculo
cardiaco y tiene una función primordial
en la relajación muscular. Por su parte, el magnesio intracelular forma parte de
la matriz ósea. Este mineral interviene íntimamente en las acciones de la
hormona paratiroidea y de la vitamina D3 en el hueso. La recomendación para adultos es de 350 miligramos de magnesio diarios
para el hombre y de 300 miligramos para la mujer
Las sales de magnesio son reconocidas por su
acción laxante: aumentan el contenido de agua del intestino, ablandan las heces
y aumentan el movimiento intestinal, provocando la defecación. Lo negativo es
que su uso continuado crea dependencia y el intestino se vuelve
"perezoso" y se acentúa el estreñimiento cuando se interrumpe su
administración.
¿DONDE
SE ENCUENTRA?
El magnesio abunda en carnes, mariscos,
productos lácteos, frutos secos y granos de cereales integrales (no en molidos
ni refinados). Forma complejos con la clorofila (pigmento vegetal que
proporciona el color verde a ciertas verduras), por lo que estos alimentos
también son una buena fuente. El agua es otro alimento que puede contener hasta
120 miligramos por litro de este mineral. Las dietas ricas en alimentos
refinados suelen tener menor contenido de magnesio que las ricas en vegetales y
granos no refinados.
El mineral se pierde durante el refinamiento
de los cereales, como la harina de trigo y el arroz, y el procesamiento de los
alimentos, como el azúcar, y no se añade como parte del enriquecimiento de los
cereales. Dado que este nutriente se encuentra en una buena cantidad en muchos
alimentos, una dieta común proporcionará cantidades adecuadas si incluye
diariamente alimentos de todos los grupos básicos.
DETECTAR
LA DEFICIENCIA
La deficiencia de magnesio puede ser
asintomática. No obstante, a menudo cursa con una amplia variedad de síntomas:
tirones musculares, temblor, entorpecimiento y hormigueo. Con menor frecuencia
se observan debilidad muscular, convulsiones, apatía y taquicardia. A pesar de
que el déficit dietético es poco frecuente, existen algunos grupos
poblacionales de riesgo,
Entre los que se encuentran:
1 Quienes basan su dieta en alimentos
refinados y procesados.
2 Personas hospitalizadas que han recibido
nutrición parenteral (nutrición artificial vía intravenosa) prolongada, sobre todo si han
sufrido un síndrome diarreico.
3 Aquellos
que sufren mala absorción intestinal crónica, que conduce a menudo a
deficiencia.
4 Los
alcohólicos crónicos, porque en su organismo la eliminación de magnesio por la
orina aumenta.
5 Personas que están en tratamiento crónico
con diuréticos.
DATO CURIOSO
En el siglo XVII, en Epsom (Reino Unido), se
descubre la riqueza de las sales minerales de sus aguas al comprobar que
curaban heridas y erupciones en la piel. Estas características se confirman en
las llamadas "sales de Epsom", en las que abunda el sulfato de
magnesio compuesto, hoy día muy utilizado como exfoliante y suavizante de la
piel.
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