Debería cambiar mi alimentación? ¿Sería bueno
que usara suplementos nutricionales? Esas son las preguntas que las personas
diagnosticadas con cáncer suelen hacerse. Encontrar las respuestas puede ser
difícil. Algunos médicos dicen coma de todo por lo que los pacientes terminan
consultando otras fuentes, con los riesgos que eso implica.
El médico e investigador en epidemiología
oncológica Álvaro Ronco en su libro “Nutrición en el paciente oncológico: fundamentos para una
optimización terapéutica” opina: " La
responsabilidad de la nutrición en el
origen del cáncer es de al menos 30%. Hay decenas de estudios que muestran que
los pacientes oncológicos que hacen cambios nutricionales tienden a un mejor
pronóstico que aquellos que siguen con el mismo esquema alimenticio previo al
diagnóstico. El experto propone modificar los patrones nutricionales para que
el organismo permita una acción más eficaz del tratamiento sobre las células
neoplásicas y proteja a las células sanas.
A continuación, algunos de los patrones sugeridos para los cánceres con mayor
mortalidad
Cáncer
de mama: Bajo
consumo de carnes rojas. Mejor
si son guisos, acompañados de abundancia de vegetales. Alto
consumo de carnes blancas, en especial el pescado, el pollo sin piel. Consumo
preferente de aceite de oliva extra virgen para aderezar ensaladas y
preparar platos. Si decide comer
frituras (aunque deberían ser poco frecuente) también utilice este tipo de
aceite. Alto consumo de cítricos. Las mandarinas, naranjas y
su jugo son un medio de protección muy poderoso. Se debería ingerir un promedio
mínimo de una a dos unidades al día. También aconseja limones, frutillas y
kiwis, pero no la toronja. Consumo de lácteos descremados.
Entre los quesos, recomienda el semiduro y restringir la crema de leche, el
chantilly, los helados de crema y la leche chocolatata. El pan y otros
derivados del trigo, pasteles, dulces y mermeladas deben ser poco consumidos.
Los alimentos integrales son más recomendables y deberían combinarse con proteínas, productos lácteos y carnes. Incluir alimentos derivados de la soya. Hay para todos
los gustos: porotos, harina, brotes y hamburguesas. Consumo frecuente de tomates y
de crucíferas: brócoli, repollo, coliflor, coles, berro y acelga. Suplemento de grasas omega 3. Es aconsejable por su
estímulo al sistema inmune. Suplemento con vitamina D, tiene capacidad antitumoral para
el cáncer de mama, de colon y probablemente de próstata. Puede encontrase en
los pescados grasos y al tomar sol; de todos modos aconsejan ingerirla por vía
oral.
Cáncer
de pulmón:
No consumir alcohol. El té verde, en cambio sí es
aconsejable, y en lo posible debería sustituir al té negro. Muy bajo consumo de carnes rojas. En estos pacientes
la ingesta no debería ser mayor a una vez por semana. Consumo de lácteos descremados
y fermentados. La leche debería tomarse como máximo dos veces al
mes, en particular si es entera; es mucho más conveniente la descremada. Los
lácteos fermentados como yogures probioticos son las mejores opciones. Para ellos no se plantean restricciones. En cuanto a quesos, lo más
recomendables son ricotas o requesón descremado.
Consumir cereales. Es necesario
incorporar alimentos de grano entero para obtener un máximo de nutrientes. Aconseja
incluir germen de trigo, salvado de trigo y de avena, y también la harina
integral. Pocas grasas. El paciente debería tener un consumo de
huevos menor a uno por día. Además, reducir carnes rojas, frituras, lácteos y
postres. Muchos vegetales. Las verduras crudas deben superar
ampliamente las tres porciones por semana. Consuma frutas. Un
promedio de una o más por día es lo óptimo. Sirven todas, las de estación y las
cítricas.
Suplementos con vitaminas. Además de los
cítricos, los suplementos con vitamina C pueden ser útiles al paciente. Algunos
estudios señalan la conveniencia de ingerir vitamina D.
NO HAY UN ALIMENTO ESTRELLA SOLO
COLABORAN: Un
fármaco puede lucir mejor sus propiedades si se lo administra en un marco
nutricional adecuado para el paciente. Considerar los alimentos como una clave
para la buena salud representa un gran desafío
para la medicina. Cada tipo de cáncer requiere una estrategia nutricional
específica, En general los cambios convenientes para cualquier paciente
oncológico son: sustituir otros tipos de aceites comunes y margarinas vegetales
por aceite de oliva extra virgen; comer lo menos posible carnes rojas, con un
máximo recomendable de dos veces al mes; dejar todo tipo de carnes procesadas,
consumir lácteos lo menos posible, y si lo hace que sean descremados o
fermentados; comer pescados grasos como atún y sardinas; utilizar suplementos
de aceite de pescados ricos en grasas omega 3; incluir vegetales, en especial
crudos, y frutas, sobre todo cítricas; comer legumbres, alimentos integrales y
productos elaborados con ellos; consumir lo menos posible harina común y azúcar
refinada y comidas hechas con ellas; evitar alcohol y tabaco.
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