Déficit de vitamina D:
El déficit de
vitamina D está asociado a riesgo de desarrollar determinadas enfermedades. La mayor parte de esta vitamina
se obtiene a partir de los rayos solares, y la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina. Para
que el organismo aproveche la vitamina D es necesaria la energía solar, para
prevenir su déficit es recomendable una prudente exposición solar diaria
En la infancia y adolescencia: La ingesta inadecuada de vitamina D y calcio durante la infancia y
adolescencia puede provocar raquitismo, lo que dará lugar a la deformación y
ablandamiento de los huesos, mientras que en la edad adulta su déficit puede
provocar osteomalacia (debilidad muscular) y osteoporosis.
Además de la moderada
exposición al sol, para prevenir su déficit no deben faltar ciertos alimentos
en la dieta como: el pescado
azul, el aceite de hígado de pescado, el huevo, la leche, derivados lácteos y
alimentos fortificados.
Y es que, esta
vitamina participa en la homeostasis mineral, en la regulación de la expresión
genética y en la diferenciación celular; estimula la absorción de calcio y
fósforo de los alimentos en el intestino delgado, e incrementa en el riñón la reabsorción de
calcio y fósforo, siendo esencial para mantener la concentración de estos
minerales en la sangre y para la mineralización ósea. La cantidad diaria
recomendada de vitamina D es de 10 microgramos al día. Hay necesidades
especiales, como es el caso del embarazo, la lactancia o menopausia, donde la
ingesta de calcio puede incrementarse hasta los 600 microgramos al día.
La cafeína en la pubertad
A partir de la
pubertad, los niños y las niñas experimentan diferentes frecuencias cardiacas y
cambios en la presión arterial tras el consumo de cafeína, según concluye un
estudio liderado por Jennifer Temple, profesora asociada en el Departamento de
Ejercicio y Nutrición de la Escuela de Salud Pública y Profesiones de la Salud
de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos.
El consumo de cafeína
por los niños y adolescentes ha ido en aumento desde hace décadas, debido en
gran parte a la popularidad de las gaseosas que contienen cafeína y las bebidas
energéticas, que ahora se comercializan para niños a partir de 4 años. A pesar
de esto, hay poca investigación sobre los efectos de la cafeína en los
jóvenes.
Los niños tienen una
mayor respuesta a la cafeína que las niñas, en ellas solo se encuentran
diferencias en el ciclo menstrual, con una disminución de la frecuencia
cardiaca que era mayor en la mitad de la fase lútea y un aumento de la presión
arterial superior en el medio de la fase folicular del ciclo menstrual.
Las fases del ciclo
menstrual marcadas por los cambios en los niveles de las hormonas son la fase
folicular, que comienza el primer día de la menstruación y termina con la
ovulación, y la fase lútea, que arranca con la ovulación y está marcada por los
niveles significativamente más altos de progesterona que la fase anterior.
Clave para cenar de forma sana
La cena es una comida
importante del día ya que de ella depende el descanso nocturno. Esto es debido
a que la digestión es más lenta y el gasto energético es menor. Un exceso puede
entorpecer la digestión, alterar el ciclo normal del sueño y se corre el riesgo
de que la energía que el organismo no necesita se deposite en forma de grasa
por lo que contribuye al incremento de peso. Tampoco es recomendable saltársela
ya que acostarse con hambre puede provocar un sueño con interrupciones y
dificultar el descanso reparador.
Lo ideal es que en la
cena se eviten los hidratos de carbono y las grasas y se opte por verduras y
proteínas. En cuanto a las proteínas, puede consumirse carne pero es
conveniente que se consuman las carnes magras como el pollo sin piel, la
pechuga de pavo. El pescado también es un alimento muy recomendable para la
cena. Comer despacio, masticar bien y en un entorno relajado es saludable. No
cometamos el error de comer frente al televisor, lo que incrementa el riesgo de
obesidad y favorece la inclinación por alimentos poco saludables.
La bebida que mejor
acompaña a la cena es el agua. Las bebidas estimulantes como las gaseosas con
cafeína o el alcohol pueden entorpecer el sueño. Por otro lado, algunos
hidratos de carbono de absorción rápida y azúcares también deberían evitarse ya
que suponen un pico de energía en el organismo.
Para dormir mejor, puede tomarse una infusión
relajante antes de acostarse. Hierbas como la tila, o azahar son excelentes
precursoras del sueño.
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