Aporta hidratos de
carbono, proteínas, fósforo, magnesio y hierro, siendo estos valores más altos
en el haba seca que en la fresca. La legumbre seca es una de las de mayor
contenido proteico, junto con garbanzos y lentejas, pudiendo superar al de la
carne (de 19 a 25 g de cada 100 g), aunque cabe señalar que la calidad
nutricional de esta proteína es inferior. Se trata de proteínas incompletas ya
que son deficitarias en un aminoácido esencial denominado metionina.
El aporte de hidratos
de carbono oscila entre un 55 ó 60%, siendo normalmente el almidón el
componente mayoritario. Además, destaca su elevado aporte de fibra (celulosa,
hemicelulosa y pectina). El contenido en grasa (de tipo insaturado "grasa
buena") de las habas es bajo (1-6%).
Se admite que es buena fuente de vitaminas del complejo B, en concreto de tiamina, niacina y folatos. En cuanto a los minerales, destacan el potasio, fósforo, magnesio y zinc; además de una cantidad apreciable de hierro, aunque se trata de hierro no hemo que no se absorbe tan bien como el de origen animal. Sin embargo, la vitamina C que contiene y la procedente de otros alimentos ingeridos en la misma comida (pimiento verde, tomate, cítricos), aumenta su asimilación. El valor nutritivo varía ligeramente según el método de conservación aplicado. Así, las habas frescas tienen menor cantidad de hidratos de carbono, por tanto menos calorías. En conserva contienen más sodio debido a la sal añadida como conservante y las congeladas concentran mayor cantidad de vitamina C.
Se admite que es buena fuente de vitaminas del complejo B, en concreto de tiamina, niacina y folatos. En cuanto a los minerales, destacan el potasio, fósforo, magnesio y zinc; además de una cantidad apreciable de hierro, aunque se trata de hierro no hemo que no se absorbe tan bien como el de origen animal. Sin embargo, la vitamina C que contiene y la procedente de otros alimentos ingeridos en la misma comida (pimiento verde, tomate, cítricos), aumenta su asimilación. El valor nutritivo varía ligeramente según el método de conservación aplicado. Así, las habas frescas tienen menor cantidad de hidratos de carbono, por tanto menos calorías. En conserva contienen más sodio debido a la sal añadida como conservante y las congeladas concentran mayor cantidad de vitamina C.
Ventajas de su consumo:
Su importante aporte
de fibra, procedente de la piel (hollejos) facilita la movilidad intestinal y
evita la retención fecal en el organismo, aunque también favorece, junto a
algunos oligosacáridos, la flatulencia, al ser fermentados por la flora
intestinal.
Las legumbres tienen
un índice glucémico bajo, lo que significa que después de ingerirlas aumenta
poco el nivel de glucosa en sangre y gracias al elevado aporte de fibra el paso
de la glucosa a sangre es lento, lo que tiene mucho interés para las personas
diabéticas.
Inconvenientes de su consumo:
Determinadas personas
pueden desarrollar favismo, un tipo de anemia causada por ingestión de habas o
inhalación del polen de la planta, como resultado de un déficit hereditario de
una enzima, aunque se cree que intervienen también factores de tipo
inmunológico. Los síntomas son comunes a otras anemias: palidez, cansancio,
náuseas, fiebre. Además de la flatulencia que puedan provocar, presentan el
inconveniente de tener un contenido moderado en purinas que se transforman en
ácido úrico en el organismo, por lo que su consumo está limitado en caso de
ataque agudo de gota.
Criterios de conservación:
Las habas frescas, se
conservan mejor y más tiempo en el verdulero de la nevera o si no, en un lugar
fresco, seco y protegido de la luz y la humedad. Si son secas, no presentan, en
general, problemas para su almacenamiento. Basta conservarlas en un recipiente
cerrado y en lugar fresco y seco.
Chupe de habas
Ingredientes: tarro de leche
evaporada, 3 huevos, 1/2 kg papas amarillas, 1 kg habas frescas
6 tazas con agua, 1
tomate sin piel ni pepas, picado, 1 cebolla pequeña finamente picada, 1 diente
de ajo picado, cucharada de aceite, sal, trozo de queso.
Preparación: Fría la cebolla en el
aceite, agregue el ajo y sazone. Cuando la cebolla esté transparente, añada el
tomate y rehogue hasta deshacerlo. Eche el agua y las habas peladas. Deje cocer
a fuego lento. Incorpore las papas amarillas cortadas en cuatro y cocine. Antes
de finalizar, agregue los huevos, la leche y el queso desmenuzado. Mezcle y
sirva caliente, adornando con perejil.
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