Los embutidos ocupan un lugar
importante en la dieta, pero aunque resultan deliciosos todos sabemos que no
son lo mejor para nuestro cuerpo.
Son productos obtenidos a
partir de la transformación de las carnes a las cuales se les puede agregar grasas animales, harinas
de cereales, legumbres, sales, aromatizantes, colorantes y otros aditivos. Así
podemos mencionar las salchichas, jamones, jamonadas, chorizos, tocino,
panceta, etc. No hablamos de un poco de pechuga de pavo o de pollo al desayuno,
o de una salchicha ocasional, sino del consumo
habitual de
estos embutidos que son la mejor opción a la hora de picar algo con los amigos.
A pesar de estar hechos con carne
la realidad es que no
son la mejor fuente de proteínas a la que podemos acudir,
pues además contienen un importante porcentaje de grasa
saturada y colesterol que tiene sus efectos en nuestro
corazón, hígado, niveles de azúcar y grasa y en nuestra piel. Aparte de esto
son altos en sodio lo que se convierte en un problema si sufrimos de la presión
alta (hipertensión) debido a su elevado contenido de sal. Por otro lado estos alimentos son ricos en
nitritos y nitratos que son compuestos carcinogénicos, es decir contribuyen a
la aparición del cáncer.
Consumir embutidos una vez por
semana o una cantidad no mayor a 2 rebanadas de jamón aproximadamente es
una cantidad prudente. No deben ser consumidos como parte fundamental de la
dieta No se trata de eliminarlos totalmente pero si mantenerlos en su justo
lugar, para proteger el corazón, los niveles de triglicéridos y colesterol y
también mantener a raya el acido úrico
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras fuentes científicas de
referencia coinciden en señalar que no se deben superar los 40 -70 gramos de carne
y productos cárnicos al día. Si el cálculo se realiza por semana, la
recomendación es que se limiten a dos o tres porciones de lunes a domingo. Estas cantidades incluyen
todo tipo de carne y de productos cárnicos e incluso, estos últimos con menor
presencia ya que son productos más manufacturados, más alejados del alimento
natural. En consecuencia, si la salud proclama poner atención y límites a la
cantidad de carne que se come, lo más adecuado será elegir la opción más sana,
sabrosa y equilibrada.
Es
mejor optar por las carnes magras (pollo, aves,
lomo de cerdo, pescado) en la dieta cotidiana, y evitar o relegar para
lo excepcional las salchichas, los embutidos, los patés y las hamburguesas.
Este hábito sano alcanza tanto a los adultos como a los niños. En el caso de
los más pequeños, las cantidades marcan más la limitación no debe ser diario,
sino ocasional.
ABRIL 7 DIA MUNDIAL DE LA SALUD
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