Miras el reloj, hace sólo 2 horas que almorzaste pero
tu estómago ruge como si no hubieras comido nada en todo el día y pasas el
resto del día luchando por no ir a comprar algo para satisfacer tu hambre que
cada vez se hace más intensa y suele terminar por vencerte entre papas fritas y
chocolates.
Esta es una escena común para miles de personas cada
día y que puede traer problemas e incomodidades, especialmente cuando tratamos
de mantener un peso saludable. Pero ¿Sabes por qué se produce? La doctora
Pamela Peeke, especialista en salud pública, señaló a la revista de salud
femenina Women’s Health 4 motivos por los cuales podrías estar siempre
hambriento.
Tú metabolismo
es muy rápido
Algunos nacen con un poco de suerte gracias a la
genética y otros lo han logrado a través de mucho esfuerzo y buena
alimentación; sea cual fuere el motivo un metabolismo más veloz significa que
se necesitarán más calorías para el organismo. De acuerdo a un estudio
publicado por la Universidad de Vermont, cerca de un 32 por ciento de las
personas tiene el metabolismo más rápido. Cuando se tiene el metabolismo más
rápido es posible quemar entre 100 y 400 calorías extras, quizás no es
demasiado pero podría explicar porqué nos repetimos los platos.
Estás comiendo
alimentos refinados
La comida procesada como el pan blanco, galletas e
incluso los aderezos de ensaladas hacen que el nivel de azúcar en la sangre se
dispare y luego descienda rápidamente a un nivel muy bajo, dejando a la persona
incluso más hambrienta que antes. Un estudio publicado en el Boletín
internacional de Obesidad muestra que las comidas altas en grasas y/o azúcar
interfieren con los químicos del cerebro que regulan los estados de ánimo,
llevando a diversas dolencias como la depresión o terminar comiendo demasiado. El
azúcar refinado, debido a que tiene un efecto tan poderoso en el centro de
recompensa del cerebro, es la razón más común por la cual la gente se mantiene
con un apetito tan alto durante todo el día, señala Peeke. Consume bajas
cantidades (o nada idealmente) de comida envasada y trata de ingerir
carbohidratos complejos (integrales) cuando tengas oportunidad.
Tus hormonas
están fuera de control
Aunque nos pueda sonar en un principio algo
propiamente femenino, todos los seres humanos tenemos grandes cantidades de
hormonas que pueden fluctuar y provocarnos malas pasadas. El Hipertiroidismo,
una sobreproducción de hormonas de la glándula tiroides, es la causa hormonal
más común de hambre constante.
Cuando esta hormona se encuentra muy elevada, las
funciones vitales del organismo se estimulan y se quema energía mucho más
rápido de lo normal. También la hipoglucemia, pre-diabetes y diabetes pueden
causar momentos de mucha hambre.
Si crees que algunos de los casos descritos más arriba
se podrían aplicar a ti, recomendamos que acudas a un médico cuanto antes para
que pueda evaluar tu situación.
Estás
confundiendo hambre con apetito
Muchas de las personas que están “siempre hambrientas”
simplemente tienen el deseo de comer pero no lo necesitan. El hambre es una
necesidad biológica asociada con síntomas físicos como dolores de cabeza,
temblores y contracciones intestinales, mientras que el apetito es una
condición psicológica en la que se desea un tipo particular de comida. El
estrés, te puede hacer sentir apetito cuando tu cuerpo realmente no necesita
ingerir alimento alguno.
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