¿Por
qué la manera de alimentarnos se ha convertido en una causa tan común de
malestar? ¿Por qué hay cada vez más personas obesas?
La
razón fundamental de nuestro desequilibrio con la comida e ingesta de alimentos
es que hemos olvidado cómo estar presentes cuando comemos. Comemos sin
conciencia, con el piloto automático encendido.
Creíamos
que el problema estaba en la comida, y por eso hemos modificado la química de
los componentes que forman los alimentos, quitándole calorías y grasas,
sustituyéndolos por endulzantes sintéticos y grasas artificiales. La comida es
comida. No es buena ni mala, y aun modificandola, la obesidad continúa en
aumento.
Entonces
creímos que el problema eran nuestras células grasas, así que las
lipoaspiramos. Los adipocitos sólo están intentando hacer el trabajo que la
historia evolutiva de nuestra especie les concedió: acumular energía para
épocas de escasez.
Decidimos
entonces que el aparato digestivo era el problema, así que amputamos parte del
estómago. El aparato digestivo
sólo está tratando de hacer su trabajo, desarmando los alimentos, absorbiendo
nutrientes y excretando lo que no se necesita.
Y
un sinfín de opciones continúan apareciendo: electrodos, máquinas que nos
masajean mientras miramos televisión, hasta zapatillas que esculpen a medida el
cuerpo que deseamos mientras paseamos por el shopping... mientras la obesidad
es epidemia.
El
problema no está en la comida, las células grasas o el estómago. El problema
está en la mente. Está en nuestra falta de conciencia de los mensajes que
provienen de nuestro cuerpo, de nuestras células mismas y de la franqueza de
nuestro corazón.
La
alimentación con conciencia, nos ayuda a volver a escuchar lo que nuestro
cuerpo nos está diciendo acerca del hambre y la saciedad. Nos ayuda a reconocer
que parte de nuestra integridad: cuerpo, mente u corazón tiene hambre, y cómo,
cuándo y qué es lo mejor para nutrirlo. La tristeza y sentimientos desencontrados
no se pueden saciar con comida.
¿Cómo comer
conscientemente?
Muchas
veces, debido a la vida ajetreada o por costumbre, tendemos a comer muy deprisa, sin disfrutar y saborear
verdaderamente la comida. Es muy importante que para estar
saludables, aprendamos a comer de manera que disfrutemos de los alimentos. Así,
estaremos más concienciados de qué y cuánto comemos.
Al
alentar a dejar de lado los factores de estrés y disfrutar de la comida que estás
comiendo, la atención puede ayudar a aprovechar
al máximo tus opciones de alimentos, allanando el camino para que realmente aprecies y degustes de las
cosas.
Aunque
te parezca mentira, cuando atiendes a un paciente que te pide que lo bajes de
peso por que esta obeso, le haces las preguntas de rigor, le llenas su historia
y cuando le preguntas ¿Qué comes en un día normal? Lo primero que contestan,
serios y creyendo lo que dicen: De verdad Licenciada, yo no como mucho, casi
nada no se dé que engordo. Por eso debemos comer conscientemente.
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