Numerosas
investigaciones evidencian que la nutrición durante los primeros mil días de
vida, contados desde la concepción y abarcando toda la gestación y hasta los
dos años de edad, juega un papel preponderante en el potencial de desarrollo
físico e intelectual del adulto futuro. Entre los factores determinantes, se
encuentra la alimentación de la mujer antes y durante el embarazo y por
supuesto la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida. Dos
terceras partes de los niños reciben otros alimentos antes del sexto mes.
Lograr la lactancia exclusiva hasta los seis meses implica que las familias
reconozcan la importancia de no introducir otros alimentos (especialmente leche
de vaca)
Por su parte la Dra.
Adriana Fernández, médica especialista en nutrición infantil y Jefa del
Servicio de Nutrición y Dietoterapia del Hospital de Niños Sor María Ludovica
de La Plata, destacó la importancia de la situación nutricional de la
embarazada y de los niños pequeños, especialmente respecto de nutrientes
críticos como vitamina A, ácido fólico, hierro, zinc y vitamina D: “hay
acciones en términos nutricionales que se pueden ejercer sobre las poblaciones
vulnerables, que si bien están descriptas desde hace mucho tiempo, no siempre
llegan a la población de manera oportuna, como por ejemplo la suplementación
con ácido fólico, hierro y la adecuada ingesta de calcio en la embarazada”.
La Programación
Nutricional Temprana comienza desde el vientre materno; luego del nacimiento,
la alimentación ideal es la leche materna, por lo que es esencial promover la
lactancia materna, según lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS)
También es
importante, y de aparición muy frecuente en las investigaciones, la carencia de
micronutrientes como hierro y la vitamina A y C, y de DHA (ácido
docosaexanoico), cuya escasez puede dejar consecuencias para el desarrollo; ya
que cuando el bebé comienza a incorporar alimentos, éstos no siempre poseen la
calidad nutricional imprescindible para sostener la elevada velocidad de
crecimiento de esta etapa de la vida.
Los médicos coinciden
en que en general, estos conceptos no son ampliamente conocidos. La mayoría de
los padres (o futuros padres) no saben que las elecciones nutricionales hechas
en las etapas tempranas de la vida impactan en el desarrollo a largo plazo de
su hijo. Aunque los padres están continuamente buscando información, lo que
encuentran no siempre es confiable. Entre las fuentes de información utilizadas
(familia, amigos, Internet, profesionales de la salud: médicos, nutricionistas,
enfermeros), sin dudas las fuentes más confiables son los profesionales de la
salud: una buena nutrición puede tener un gran impacto en el futuro de esos
niños, y es preciso que los profesionales aprovechen cada consulta para
recordárselo a los padres.
Influenciando los genes
Aunque los genes
heredados al nacimiento no pueden cambiarse, el cuidado integral del bebé
durante el período que va desde la concepción, gestación y después del
nacimiento a lo largo de la primera infancia, puede influir en la forma en que
funcionan los genes. Esto se logra por mecanismos epigenéticos (es el estudio
de factores no genéticos, que intervienen en el desarrollo de un organismo) que
responden a diversos factores ambientales, entre los que la nutrición juega un
rol fundamental.
“Un claro ejemplo que
explica el concepto de la ‘epigenética’ se da en las abejas, donde la abeja
obrera y la abeja reina comparten la misma información genética, pero mientras
la obrera vive 15 días y no se puede reproducir, la reina, al ser alimentada con
jalea real, logra una supervivencia de un año y medio y se reproduce en la
colonia: son los mismos genes pero una y otra no recibieron lo mismo luego de
nacer. En las personas dependerá de la alimentación y del medio ambiente desde
antes de que la mamá se embarace hasta los primeros años de vida del bebé”,
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