Es un tipo de cirugía
estética, para eliminar los depósitos de grasa y mejorar la apariencia corporal.
A este procedimiento también se le denomina lipo-escultura. Es un procedimiento
quirúrgico complicado y puede implicar una recuperación dolorosa.
Existen distintos tipos de procedimientos para la
liposucción:
La liposucción tumescente (inyección de líquido) es el tipo más común e implica inyectar una solución medicada en las áreas a operarse
antes de extraer la grasa. El líquido es
una mezcla de anestésico local (lidocaína), una droga que contrae los vasos
sanguíneos (epinefrina) y una solución salina intravenosa.
La técnica súper húmeda no se utiliza tanto líquido durante la cirugía, pues la inyección contiene
una cantidad igual a la cantidad de grasa que se va a extraer. Esta técnica
toma menos tiempo, hay que sedar al paciente por vía intravenosa o
suministrarle anestesia general.
La liposucción asistida por ultrasonido (LAU) es bastante nueva y se la viene utilizando en los EE.UU. desde 1996. En
este tipo de procedimiento, se utilizan vibraciones ultrasónicas para licuar
las células adiposas. Una vez que las células están licuadas, se pueden
aspirar.
Por qué se
realiza el procedimiento: Razones estéticas, moldeamiento
del cuerpo para las personas que no pueden eliminar la grasa con la dieta o el
ejercicio.
La liposucción generalmente no es apropiada en los
siguientes casos: Como sustituto para el ejercicio y la dieta. Como tratamiento para la celulitis. En partes
del cuerpo como las mamas.
Riesgos Se deben vigilar ciertas afecciones preexistentes: Problemas cardíacos.
Hipertensión. Diabetes. Alergia a los medicamentos. Problemas pulmonares.
Tabaquismo, alcohol o drogadicción.
También hay riesgos asociados con la liposucción,
como: Shock. Sobrecarga de líquidos (a raíz del procedimiento). Infecciones
(estreptococos, estafilococos). Sangrado, coágulos sanguíneos. Glóbulos
pequeños de grasa en la sangre que bloquean el flujo a los tejidos. Daño a los
nervios, la piel, los tejidos u órganos, o quemaduras debido al calor o a los
instrumentos utilizados para la liposucción. Extracción desigual de grasa
(asimetría). Abolladuras en su piel o problemas de contorno. Reacciones a los
medicamentos o sobredosis por la lidocaína utilizada en el procedimiento. Cicatrización especialmente en las personas de edad
avanzada.
Antes del
procedimiento: Antes de la cirugía, una consulta, que incluye una historia
clínica, examen físico completo y una evaluación psicológica. Se puede
necesitar una segunda consulta para pensar bien respecto a la cirugía. Debe tener
confianza para hacer preguntas y sentirse satisfecho con las respuestas. Una
persona bien informada es un mejor paciente. Antes del día de la operación, es
necesario extraerle sangre y pedirle una muestra de orina. Si no lo van a hospitalizar, necesitará que
alguien lo transporte hasta la casa después de la cirugía.
Después del
procedimiento: Se aplican vendajes y fajas de compresión para
mantener la presión sobre el área y detener cualquier sangrado, al igual que
para ayudar a conservar la forma. Por lo general, los vendajes se dejan 2
semanas y se necesitará compresión durante varias semanas. El médico debe
verificar su estado de salud y vigilar el proceso de cicatrización. Algunas veces, las personas aumentan de peso
después de la liposucción, lo cual se debe al incremento de líquido a raíz de
la cirugía.
Pronóstico: El área operada es posible que se hinche, tendrá hematomas, entumecimiento
y dolor, esto se puede manejar con medicamentos. Los puntos se retiran en 5 a
10 días y se en prescriben antibióticos para prevenir la infección. Camine lo
más pronto posible, evite el ejercicio fuerte durante un mes, puede regresar al
trabajo al cabo de unos pocos días.
El médico la vigilará
en sus controles. Su nueva forma corporal empezará a notarse en el primer par
de semanas; la mejoría se hará visible en 4 a 6 semanas. Puede ayudar a mantener la
nueva forma, haciendo ejercicio regularmente y consumiendo una alimentación
saludable.
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