Con el cambio de
clima es común que comiencen a aparecer las enfermedades respiratorias, sobre
todo en niños, adultos mayores y gestantes. Los alimentos que refuerzan las defensas del
cuerpo para prevenir su aparición:
VITAMINA C: Incluye en las comidas los siguientes alimentos: mandarina, carambola,
piña, fresa, tomate, papaya, pimiento, cocona.
VITAMINA E: Se halla en los cereales como el arroz integral, el pan integral,
quinua, avena, el aceite de oliva y los frutos secos (nueces, almendras, etc.).
MINERALES: En el pescado, hígado,
huevo, zanahoria, camote, mariscos, espinaca, acelga y minerales como zinc, magnesio y selenio que
ayudan a reforzar el cuerpo contra infecciones.
FUENTE ANIMAL: Hígado, lácteos,
riñón, mollejas, carnes rojas, sangrecita son ricas en hierro, así como las
legumbres.
A TOMAR EN CUENTA:
Si se consume antibióticos por causa de una infección
respiratoria, hay que procurar reforzar la flora bacteriana del intestino con
alimentos como el yogur y la fruta fresca. Es recomendable tomar abundante
líquido.
Para los asmáticos crecen las complicaciones en este tiempo.
Los cambios
de temperatura frecuentes al inicio del otoño multiplican las visitas a las
emergencias, la humedad hace que haya mayor exposición a los virus, los ácaros y
los hongos aerógenos. Los niños tienen vías aéreas más sensibles con lo que hay
más probabilidades de desarrollar crisis esta época.
¿Pueden
los alimentos desencadenar un ataque de asma?
Muy pocos. Siempre se ha sospechado
que hay alimentos o ingredientes que podrían causar o exacerbar los síntomas. Son
muy pocas las evidencias concluyentes que confirmen que ciertos alimentos los desencadenan.
Las frutas secas, vino, jugo de limón,
lima, camarones, leche, huevos, maní, nueces, soya,
trigo, pescado y los crustáceos
pueden producir estos ataques. Sin embargo, muchos de los ingredientes de los
alimentos, como: los colorantes vegetales, conservantes, el glutamato
monosódico, el aspartame y el nitrito no han sido vinculados.
¿Qué
pueden hacer los pacientes para evitar ataques causados por los alimentos?
La mejor forma es evitar el
alimento o ingrediente dañino de la dieta o del medio ambiente. Leer las etiquetas de los envases y saber exactamente dónde se hallan los
alimentos que desencadenan el asma son las mejores defensas contra un ataque inducido por alimentos.
¿Qué se
entiende por un régimen alimentario o dieta normal?
El régimen normal es el que
provee de nutrientes y de calorías en cantidad suficiente, de manera completa
(todos los nutrientes) y equilibrada,
adaptada a cada individuo. Si la persona padece algún tipo de
enfermedad, tanto aguda como crónica, la alimentación tendrá, que ser especial
para su problema de salud.
Magnesio
y asma bronquial
El magnesio favorece la
dilatación bronquial, relajando la musculatura propia de estas estructuras, y
reduce la inflamación de la vía aérea en general. Hay que incluir en la
alimentación: cereales, nueces, vegetales y productos lácteos. El pescado es una
buena fuente de magnesio, y aporta un
tipo especial de ácidos grasos, que tendrían propiedades antiinflamatorias
(ácidos grasos omega 3).
Vitamina
A
Otorga vitalidad a las mucosas
(capa que recubre por dentro los bronquios)
pueden actuar como barrera defensiva frente a sustancias contaminantes o
bacterias y virus respiratorios. Los alimentos que aportan una buena cantidad
de vitamina A son: huevos, hígado,
lácteos, vegetales, hortalizas amarillas
(zapallo, zanahoria, calabaza), las frutas rojas y los brócolis.
El asma infantil
La enfermedad crónica más
habitual entre los menores de 14 años, es una patología de las vías aéreas
caracterizada por episodios recurrentes, de tos, silbidos en el pecho al
respirar y ahogos. Se estima que, dependiendo de la zona geográfica, entre el
5% y el 15% de niños la padecen. Pero lo más llamativo es que su incidencia se
está incrementando de forma alarmante. En la infancia es más frecuente entre
los hombres que en las mujeres, pero a medida que se acercan a la pubertad y a
la adolescencia la frecuencia entre ambos sexos se va igualando. Por regla
general, los niños asmáticos mejoran en la pubertad y adolescencia, pero entre
un 30% y un 50% volverá a tener síntomas a partir de los 20 años.
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