Más
vale prevenir. Ésa es la clave cuando hablamos de enfermedades
cardiovasculares. Y es que un buen número de estas dolencias se podrían evitar
con el cambio de determinados hábitos. Las enfermedades cardiovasculares (ECV)
son la primera causa de muerte en los países desarrollados, por encima del cáncer
y las enfermedades del sistema respiratorio.
Una rutina de hábitos cardiosaludables
Una rutina de hábitos cardiosaludables
Hay que
tener en cuenta, por ejemplo, que el 90% de los infartos tal vez el accidente
cardiovascular más conocido se asocia a factores de riesgo clásicos fácilmente
modificables y prevenibles, como son la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad. Según el Dr. Enrique Galve,
presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la
Sociedad Española de Cardiología (SEC), “los factores de riesgo más
preocupantes son la diabetes y la obesidad, factores estrechamente relacionados
con la mala nutrición” y añade que “nuestra sociedad ha pasado de un modelo de
alimentación basado en los productos naturales a la comida rápida y los
productos precocinados”.
El tabaco, mal aliado
El tabaco, mal aliado
Y junto
a estos problemas de salud, el tabaco, uno de los factores de riesgo cardiovascular que más
preocupan a los médicos. “Aunque se ha producido una situación de contención,
especialmente en el caso de los hombres, sigue siendo un factor a tener en
cuenta. Durante los últimos 30 años, la mujer ha incrementado el consumo de
tabaco, en parte porque ésta se ha incorporado mucho más tarde al hábito de
fumar. Este hecho provocará a la larga un incremento de enfermedades coronarias
en el caso del género femenino” explica el Dr. Galve. La mujer, especialmente
durante su etapa fértil, está más protegida que el hombre ante eventos
cardíacos gracias a su sistema hormonal pero, en la actualidad, esta protección
se ve disminuida a causa del tabaquismo y los hábitos poco saludables.
Y si al
tabaco le sumamos el sedentarismo, nos encontramos con un cóctel complicado. La
inactividad física es otro de los factores que, junto a la mala alimentación,
puede conducir a la alteración de las cifras de la presión arterial, el
colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes. El Dr. Galve
afirma que “a pesar de que las campañas para promover la actividad física entre
la población han sido muy bien recibidas por el público en general, son
precisamente las personas que más necesitan la actividad deportiva, las que
llevan una vida más sedentaria”.
Un
error si tenemos en cuenta las cifras, para reflexionar: ocho de cada diez
infartos se podrían evitar dejando de fumar, practicando ejercicio físico
regular y manteniendo una dieta sana. Estos hábitos saludables reducen la
hipertensión arterial, el nivel de lípidos (colesterol y triglicéridos) y
previenen la diabetes o en su defecto mejoran su control si el individuo ya la
padece.
Varios factores de riesgo
Varios factores de riesgo
Además,
hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces, el riesgo cardiovascular
de una persona no se debe a un solo factor, sino a varios. Se puede afirmar que
el riesgo cardiovascular no es el resultado de una suma de factores, sino que
éstos multiplican el riesgo de manera exponencial. De hecho, cada vez son más
los casos de pacientes que presentan el perfil clínico llamado “síndrome
metabólico”, que es la existencia en un mismo individuo de varios factores de riesgo
junto a la obesidad abdominal.
Además
de los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos, el estilo de vida actual
está muy relacionado con la aparición de nuevos factores como la apnea del
sueño, el estrés o el consumo de drogas.
Claves para combatir el riesgo cardiovascular
1. Seguir una dieta sana y cardiosaludable para prevenir
el sobrepeso, la obesidad y, en particular, la obesidad abdominal. Para
combatir la obesidad en general, hay que mantener el índice de masa corporal
(IMC), por debajo de 24,9.
2. Practicar ejercicio físico de intensidad moderada
regularmente. Una opción es pasear a buen ritmo entre 30 y 60 minutos diarios, cinco
días por semana.
3. No fumar.
4. Acudir al médico cada cierto tiempo para conocer los
factores de riesgo de cada uno. Así, con la medida de la presión arterial y un
análisis de sangre se puede saber si la presión arterial, los lípidos y la
glucosa (azúcar) en sangre se encuentran dentro de los parámetros de la normalidad.
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