miércoles, 16 de septiembre de 2015

MENOS POR MÁS

Menos estrés, menos kilos y más sonrisas
Investigaciones científicas demuestran que existe una relación directa entre la mejora del estado de ánimo y la pérdida de esos kilos de más que se te resisten. Todos hemos vivido algún  momento en los que estás a punto de caer en una dinámica de abandono y descuido.
Las Naciones Unidas bautizó al estrés como "la enfermedad del siglo XX" y la Organización Mundial de la Salud no ha dudado en calificarlo de "epidemia". Ahora,  se ha encontrado una relación directa entre estrés y sobrepeso. Los investigadores han dirigido su atención hacia una hormona clave denominada cortisol. Esta hormona,  no es negativa. Nuestro cuerpo la utiliza para mantener los niveles de presión sanguínea y desempeña un papel importante en la metabolización de las grasas y los carbohidratos para transformarlos en energía.
Los problemas comienzan cuando padecemos estrés crónico, segregamos demasiado cortisol y nuestro cuerpo no puede asimilarlo de manera adecuada. Un efecto del exceso de cortisol es el aumento del apetito. Tener hambre a todas horas ya es bastante castigo pero además, el cortisol suele dirigir los kilos de más hacia el abdomen antes que hacia las caderas y esta grasa abdominal está estrechamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares.

La mejor manera de cuidarte
Muchos nutricionistas durante sus experiencias con pacientes en la consulta han detectado, que el decirle a los pacientes "pórtate bien contigo misma porque te lo mereces" la persona que te escucha y está sentada frente tuyo como paciente lo interpreta como  "date un atracón". ´

Recurrir a la comida para compensar los nervios es una solución fácil. 
Es rápido, barato y proporciona satisfacción de modo inmediato. Pero no funciona. Cuando te abandonas, algunos alimentos, tipo pizza, helado o macarrones gratinados con mucho queso, pueden parecernos nutritivos. Incluso puede que te hagan sentir bien mientras los comes. Pero, cuando vuelve la cordura, ese sentimiento se desvanece rápidamente y en su lugar aparecen  la infelicidad y el arrepentimiento. El premio se ha transformado en un sentimiento autodestructivo de culpa.  Los estudios científicos lo confirman. Cuando a un grupo de mujeres se le pidió que hiciese un seguimiento de su estado de ánimo seis veces al día, durante un periodo de diez días, se llegó a la conclusión de que los caprichos que se daban en restaurantes a los que acudían iban seguidos de estados de ánimo negativos. Sin embargo, cuando preparaban y comían en casa comidas más saludables, su estado de ánimo mejoraba. Y cuanto mejor se sentían, más probable era que la siguiente comida que se preparasen fuera también saludable.

La respiración que adelgaza.
Sólo tienes que programar un cronómetro durante ocho minutos y encontrar una posición en la que estés cómodamente  sentada. Inspira mientras cuentas hasta ocho lentamente, aguanta la respiración unos segundos y, después, expira mientras cuentas otra vez ocho. Al principio, tu mente tenderá a dispersarse. Sé paciente Cuando notes cierta oposición, o que tus pensamientos quieren distraerte, cuenta de nuevo tus respiraciones.
Empezar con ocho minutos al día es un gran comienzo. Los efectos sobre nuestra salud se notan con tan sólo cinco minutos de práctica. Si logras ir más allá, y practicar este tipo de ejercicios o un programa específico de meditación durante 27 minutos diarios, podrás llegar a cambiar tus esquemas mentales y rebajar notablemente tus niveles de ansiedad. No te escudes en excusas como que no tienes tiempo y considéralo una inversión en tu salud y bienestar.


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