Los investigadores
analizaron el riesgo nutricional en función del sexo, edad, estado civil,
convivencia, estudios y si vivían en el ámbito rural o en una ciudad. El riesgo
de malnutrición dependía más de los malos hábitos alimentarios que de la
situación económica de los ancianos de la población de estudio.
Uno de cada cuatro
mayores de 65 años con autonomía
funcional y que viven en su domicilio presenta riesgo de malnutrición por malos
hábitos alimenticios, un problema que puede duplicarse en el caso de
mujeres viudas y de avanzada edad y multiplicarse por 1,7 en el caso de no
tener estudios.
Estas son algunas de
las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universitat
de València (UV) y la Universidad de Alicante, y que ha sido publicado
recientemente en la revista
'Nutrición Hospitalaria'. El trabajo recoge datos obtenidos entre los años 2009 y 2010, para la
elaboración de una tesis doctoral, sobre un total de 660 adultos en 12 centros
sociales de la provincia de Valencia.
"Las
posibilidades de estar en riesgo de malnutrición en el grupo de personas
mayores de 85 años es el doble
que en el grupo de entre 65 y 69 años", El estudio destaca que siendo los
encuestados personas aparentemente sanas que viven en sus domicilios de forma
autónoma y tienen movilidad para salir de ellos realizando diversas actividades
de ocio, cultura y socialización en los centros sociales de su
entorno, "casi la cuarta parte de este colectivo presenta riesgo de
malnutrición".
"Hay personas
obesas por su naturaleza que pueden estar en riesgo de
malnutrición porque no ingieren los nutriente necesarios para su dieta
ni llevan buenos hábitos alimentarios", ha señalado. "No están
famélicos, sino que no ingieren los nutrientes necesarios y pueden tener
problemas", ha señalado el investigador.
En España existe un
importante vacío sobre el conocimiento nutricional de los adultos mayores,
autónomos y no institucionalizados. En ese sentido, se propone la puesta en
marcha de un protocolo que, desde los niveles de atención primaria, permita
hacer a las personas mayores una evaluación para detectar a aquéllas con riesgo
de malnutrición y orientarlas en una mejor alimentación. "Aprovechando que
acuden con frecuencia a su médico de cabecera, éste podía hacerles un mini test
que permita avanzar con probabilidad muy alta su estado nutricional real".
Principales signos de alerta que deben tener
los familiares de aquellas personas de avanzada edad para detectar la
desnutrición:
Pérdida repentina de peso, degeneración del
tejido muscular y graso, uñas con
estrías transversales por déficit de proteínas,
edema en piernas, pelo quebradizo por el déficit de proteínas y ácidos
grasos, labios con fisuras y con queilosis por déficit de vitamina B2, lengua
con glositis (inflamación de la lengua) por déficit de vitaminas del complejo B,
ojos con la conjuntiva enrojecida, piel con sequedad o descamación y
despigmentación, palidez por presencia de anemia
Recomendaciones
Además
de la alimentación balanceada, realizar actividad física ligera como caminatas
de 30 minutos diarios es beneficioso para mantener la cantidad de masa muscular
y evitar la atrofia; es importante también el consumo de agua.