Las
dos son aptas para el consumo humano, es decir, son potables; pero cada vez son
más las personas que optan por el agua embotellada mineral pensando que sus
propiedades son mejores. Sin embargo, no siempre es así y escoger entre una u
otra dependerá, sobre todo, de si el agua de la zona donde vivimos es de buena
calidad
El
agua del grifo es una buena opción, solo en zonas donde el agua corriente es
muy dura o tiene un sabor desagradable, puede ser recomendable sustituirla por
un agua mineral embotellada. Por tanto, debemos saber que el agua del grifo
cumple perfectamente con los requisitos de salubridad, está libre de sustancia
contaminante si pasa los tratamientos y controles pertinentes para asegurar su
potabilidad.
El
agua mineral natural se diferencia por sus minerales y oligoelementos, que
tienen algunos efectos positivos sobre nuestra salud; aporta minerales esenciales como el calcio y
el magnesio, el bicarbonato, flúor y sodio, por lo que se recomienda a aquellas
personas que necesiten dosis extra de calcio: embarazadas, niños en edad de
crecimiento, intolerantes a la lactosa, mujeres en edad de menopausia
Beneficios de beber agua mineral
natural
La
mineralización del agua no es perjudicial para los riñones. No se puede decir
que un agua de mineralización muy débil es mejor para la salud que otra con
mayor residuo seco (es decir, con mayor cantidad de minerales). La carencia o
no de minerales es una característica; simplemente le proporciona al agua su
identidad, su gusto particular. Escoger entre una u otra dependerá de si somos
deportistas y necesitamos recuperar minerales rápido, si vamos a preparar con
ella el biberón del bebé, la mayoría de aguas indican en la etiqueta si son
aptas para ello o no, si sufrimos de hipertensión y se nos recomiende tomar un
agua con menor contenido en sodio. Por tanto, se recomienda consultar el
etiquetado, como haríamos con cualquier otro alimento, para conocer su
información nutricional.
El
agua mineral natural está exenta de contaminantes y contiene 0% impurezas.
Durante todo el proceso de embotellado, desde el momento de su extracción en el
manantial hasta su consumo, el agua mineral no puede ser manipulada ni tratada
por ningún agente externo. Por tanto, no necesita ningún tratamiento de
desinfección ni de filtrado para su consumo.
El
sodio (sal) que contiene el agua mineral no constituye un riesgo para la salud.
Beber dos litros diarios de agua mineral natural proporcionaría 40 mg
(equivalentes a 0,1 g de sal), que representan únicamente el 2% de la ingesta
diaria de sodio máxima recomendada dentro de una dieta equilibrada por la
Organización Mundial de la salud. En cualquier caso, para personas con
hipertensión o que deben tomar una dieta pobre en sodio, se recomienda elegir
un agua mineral con un contenido menor a 20 mg que son la mayoría de las que
encontramos en el mercado. Además, no hay que olvidar que la fuente principal
de sal son los alimentos preparados y las comidas demasiado condimentadas.
En
cualquier caso, ya sea agua mineral o del grifo, en lo que todos los expertos
coinciden es que debemos beber al menos dos litros de líquidos al día de media.
Los expertos insisten en la importancia de una hidratación saludable para
evitar consecuencias relacionadas con la deshidratación, como son la fatiga, la
falta de atención, los problemas cognitivos o la disminución de la memoria.
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