
FACTORES DIETÉTICOS CLAVES EN LA PREVENCIÓN
· Muchos estudios se han hecho sobre agentes
predisponentes y protectores del cáncer en la dieta. Se ha llegado a la
conclusión por ahora, porque los estudios siguen avanzando día a día: Consumir
diariamente varias raciones de frutas y verduras, así como productos
integrales. Tanto por la cantidad de antioxidantes y otras sustancias con
efecto protector; como por el aporte de fibra, cuyo efecto es muy importante en
la prevención de muchas enfermedades, entre ellas el cáncer, y muy
especialmente el de colon.
·
Consumo bajo de alcohol
·
Aumentar el consumo de carnes blancas y pescados en
sustitución de carnes rojas.
·
Evitar el sobrepeso y la obesidad y realizar ejercicio
físico diario.
· Aumentar el consumo de productos frescos, y usar para
los cocinados métodos de cocción que no impliquen alcanzar temperaturas que
produzcan humos. De esta manera mantendremos en la medida de lo posible las
vitaminas y evitamos la formación de compuestos potencialmente cancerígenos.
·
Moderar el consumo de grasas, eligiendo el aceite de
oliva (más rico en antioxidantes).
TRATAMIENTO NUTRICIONAL DEL PACIENTE CON CÁNCER
El seguimiento
nutricional de este tipo de pacientes resulta indispensable, por lo importante
que es procurar un estado nutricional óptimo, igual que los tratamientos
farmacológicos están minuciosamente diseñados de forma personalizada, así
debería de ser el tratamiento nutricional.
Este tipo de pacientes sufren alteraciones:
En la ingesta: escaso
apetito, alteraciones en el gusto, vómitos, obstrucciones en el tubo digestivo,
aversiones a ciertos alimentos.
En la digestión:
numerosos procesos digestivos y de absorción no funcionan con normalidad
haciendo que lo ingerido no se aproveche como lo haría en condiciones normales.
Alteraciones
metabólicas: hay un aumento del gasto energético, así como una bajada de las
defensas y las reservas del paciente.
Todo esto suele
desembocar en un tipo de desnutrición, llamada caquexia, que debe de abordarse
para asegurar la recuperación.
En este caso, el
papel de la nutrición es mucho más secundario que en la prevención, pero debido
a las alteraciones en el apetito y en el gusto, es cuando familiares y
pacientes necesitan más asesoramiento nutricional.
Habitualmente las
recomendaciones pasan por “que coma lo que le apetezca cuando le apetezca”,
pero son importantes otras pautas como:
ü
Incluir alimentos ricos en calorías pero fácilmente
digeribles
ü
Aumentar el número de tomas, reduciendo la cantidad
ü
Eliminar sabores y olores demasiado fuertes
ü
Evitar temperaturas muy extremas y escoger texturas
fáciles de comer
ü
Hay que recurrir a suplementos que complementen la toma de alimentos.
Ahora que nos hemos
informado y sabemos que unas pautas dietéticas nos ayudan a prevenir esta
enfermedad, tratemos de alejarnos de ella lo más que podamos, está en nuestras
manos hacerlo con nosotros primero y luego con todas las personas de nuestro
entorno.
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